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Ex-Convento Inmaculada Concepción de Ancud
A lo largo de su historia, el edificio de la ICA ha ido sufriendo modificaciones, adecuando sus recintos para adoptar diferentes funciones. Se fundó en 1875 como colegio y convento por la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana, Hijas de la Bienaventurada Virgen María de la Inmaculada Concepción, convirtiéndose en el primer establecimiento alemán de esta orden fundado en Sudamérica. Años más tarde, en la década del 70, la iglesia de la Inmaculada Concepción, ubicada al interior del convento, dejó de funcionar como templo religioso, abriendo paso a posibles nuevos programas, siempre asociados a su identidad histórica y al servicio de la comunidad.
En esta multifuncionalidad se funda su principal valor arquitectónico, siendo un ejemplo en su tipología colegio/convento/iglesia, de planta organizada a través de patios. La conformación de conventos, para la religión católica, edificaciones donde viven distintas órdenes mendicantes, es un hito en la conformación de las ciudades construidas a partir del siglo XIII, época de consolidación de las ciudades, universidades y de las órdenes mendicantes.
Al igual que el ex-convento de Ancud, muchas de estas órdenes se vincularon más tarde a colegios, espacios de enseñanza y cuidado de enfermos, pero con el paso del tiempo, sus instalaciones han ido quedando abandonadas y con carencias programáticas. La edificación de Ancud está subutilizada, pero su espacialidad aún da cuenta de este uso original. Esta característica le da su principal valor arquitectónico.
Otro de sus atributos está asociado al valor comunitario o social que ha tenido principalmente desde 1993, fecha en la que el Obispo de Ancud, Monseñor Juan Luis Ysern de Arce, crea la Fundación Amigos de las Iglesia de Chiloé que tiene su sede en el ex-convento y tiene dentro de sus funciones el monitoreo de las Iglesias para evaluar su estado, la restauración de estas y la difusión y educación respecto a la cultura de Chiloé.
Más tarde, en 2009 la fundación da forma al Museo de las Iglesias de Chiloé al interior de la iglesia del ex-convento, adecuando el espacio para mostrar maquetas, piezas originales de las iglesias y elementos constructivos utilizados en Chiloé, permitiendo que tanto los habitantes de Ancud y los visitantes que recibe, adquieran este conocimiento. En 2016, se usa la infraestructura para la Escuela de Carpinteros de Chiloé, que representa un espacio de desarrollo y conservación de esta práctica ancestral del archipiélago. Los hechos mencionados dejan en evidencia adaptaciones en el tiempo que contribuyeron a la conformación de una historia comunitaria de valor social y arquitectónico.
No obstante, la relevancia de este espacio para la puesta en valor y conservación , al no ser parte del Sitio Patrimonio Mundial de las Iglesias de Chiloé reconocido por la UNESCO, ni estar protegido como Monumento Histórico Nacional, este edificio no cuenta con vías de financiamiento, como el Subsidio a Sitios de Patrimonio Mundial o Fondos del Patrimonio. Sin embargo, y pese a no estar protegido legalmente, es un ejemplo de la arquitectura histórica de Ancud, y necesita ser puesto en valor mediante la recuperación de su estructura y potenciamiento de sus espacios.